02 junio 2006

¿Por qué son los aminoácidos socialistas?

Cuando te despiertas por la mañana y te miras al espejo, lo primero que constatas es que eres tú mismo. Craso error. Ése que está al otro lado del espejo, con cara de dormido y legañas, es tu ENANTIÓMERO. Tu imagen especular no superponible. Los espejos son la madre del cordero: ¿no has intentado darte la mano derecha? El señor del otro lado del espejo te da su izquierda... ¿Ves como no eres tú exactamente quien está al otro lado?
Esto mismo debía estar pensando Pasteur cuando entendió la quiralidad, tomando cristales con diferente conformación del ácido racémico y sometiéndolos a la máquina de la verdad. El polarímetro reveló que cada cristal presentaba una polarización contraria de la luz: el ácido racémico era una mezcla a partes iguales de los dos enantiómeros, el L y el D. Sin entrar mucho en detalles, si una sustancia orgánica posee en su estructura al menos un átomo de carbono asimétrico entonces poseerá actividad óptica.
Ya se ve por donde voy ¿eh? Pues sí: los aminoácidos, ladrillos estructurales de las proteínas, también poseen imagen especular. Son L-aminoácidos y D-aminoácidos. Y la locura más grande y más hermosa: en nuestro querido planeta Tierra sólo hay L-aminoácidos. No se sabe con seguridad por qué extraño motivo la Vida es homoquiral.
Pero qué se le va a hacer, estas cosas pasan...

Esta semana en la Nature hay chicha.

Donna G. Blackmon et al. han demostrado que una catális de aminoácidos con un exceso de una de las dos formas enantioméricas, aunque relativamente escaso, es suficiente para la formación de un producto que ha aplificado la relación preexistente entre la forma L y la D.
Explicar cómo en los albores de la Vida pudo encontrarse un enantiómero con mayor frecuencia que el otro no es difícil, y hay hipótesis desde hace mucho, relacionadas con la fotolisis asimétrica con luz polarizada circularmente (una cosa que es complicada de decir pero sobre la que insisten algunos físicos).

Como parece que últimamente por aquí se habla del origen de la vida en otros planetas, con esto cerramos una puertecilla que abrió en su momento el meteorito de Murchison. Sus L-aminoácidos ya tienen explicación abiótica. Una pena.



Datos sobre los experimentos de Donna Blackmon extraídos de Nature 441, 621-623 (1 June 2006)